Crucé la avenida más grande sin compañía, pero aún así levantando el rostro para sentir las minúsculas gotas caídas del cielo rozar mi piel. Segí caminando hasta pasar por delante de la estructura del edificio que buscaba, y fue entonces cuando frené y busqué el pase en mi bolso; luego me dirigí directamente hacia la entrada, ignorando los puestos de venta de artículos referentes al espectáculo a presenciar, para presentarme e ingresar a mi lugar destinado.
Adentrándome en el nuevo espacio, me guiaron y pude sentarme finalmente... a esperar. Y, sin ansias, saqué del bolsillo de mi campera algunos dulces que había comprado al bajar del transporte público; saboreé mientras miraba todo mi alrededor, descubriendo más y más ojos espectantes en busca de lo mismo, más y más asientos vacíos que aguardaban a cada persona... cada persona que los abandonaría en cuanto el sonido clave despertara sus oídos e inqiuetara sus cuerpos, cada persona dueña de esos ojos brillantes que reflejaron la misma emoción en el instante compartido dentro de la melodía que comenzó. Dentro de la melodía que comenzó más allá del tiempo y el espacio.
Primer ritmo, primeras sonrisas sinceras, primeros gritos eufóricos, primeros movimientos acompasados, primeros temblores del suelo y los cuerpos parados sintiendo. Luces; rojo, amarillo, verde, azul, violeta, rojo... parpadeando, iluminando, parpadeando, llenando de color las palabras y las voces y las lágrimas -a cada una con el que le correspondió- así como dejando inmersas a las almas en la más profunda y tranquila oscuridad (todo en un segundo).
Escuchando la música, permanecía tan inquieta como inmóvil observando cada procedimiento de los creadores de semejante arte; una guitarra que lloraba paralelamente a la voz de quien la dirigía, que de repente se quebraba en un silbido aturdente y llegaba a suavizarse tanto como el canto de una ballena en el océano más hondo y frío... que deja grabado su mensaje en quien le preste la suficiente atención para ser correspondido, que habla de cosas tan fuertes que no importa si está feliz o triste, que es seguida por los coros de los oyentes; un bajo tan suave como penetrante, que abraza la armonía del conjunto, que derrama química por quilómetros y quilómetros intentando llegar lo más lejos posible, acariciando cada milésima del reloj que fue tan respetado como invisible; invisible también en la batería que parecía ir en cámara tan tan lenta que creaba esta ilusión de ausencia de un tiempo que en realidad volaba, que no guiaba sino servía de fuentes de sorpresas y llenaba rincones con golpes secos de los pies a la cabeza. Y estoy hablando de los creadores de semejante arte.Más ritmo, más sonrisas sinceras, más gritos eufóricos, más movimientos acompasados, más temblores del suelo y cuerpos parados sintiendo. Aplausos. Muchísimas más luces: pasión, sol, bosque, agua, espíritu, sangre... explotando entre cada partícula de oxígeno, inspiradas al mismo tiempo; globos gigantes, brazos levantados, golpes en el aire, encendedores arriba y más grabaciones mentales que tecnológicas. (Todo en un segundo)
Cada una de las canciones, resonando como la única, especialmente ambientada con videos de fondo que relataban lo que cada uno quería. Y cada segundo que pasaba parecía durar entre mis manos lo mismo que un rayo de luz; y, a cada segundo que pasaba, esa luz me iluminaba y me llenaba y me hacía explotar para desvanecerme instantáneamente y volver a un nuevo estado normalmente anormal... terminando en polvo mágico de arco iris que ahora guardo en los bolsillos con los dulces que acabo comiendo mientras escribo esto.
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Intro · Map Of The Problematiqué · Supermassive Black Hole · Dead Star · New Born · Butterflies & Hurricanes · Feeling Good · Sunburn · [Solo de batería] · Invincible · Hysteria · Starlight · Time Is Running Out · Stockholm Syndrome · [Instrumental] · [Corte] · Soldiers Poem · Plug In Baby · Knights Of Cydonia · [Fin].
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jueves, 24 de julio de 2008
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