Entré en el subte empujada por el viento de mi prisa, apretando el cuerpo para no quedar fuera y, a cada intento, más pegada a la gente... y te decubrí mirándome; tus ojos transparentes me inundaron de sensaciones tanto como el pelo largo y sucio, la barba, el cuerpo flaco y consumido debajo de esa ropa hippie que no lograban opacar la profunda mirada... esa que me hacía creer que no había nadie más ahí, nadie estorbando el encuentro, y mi sonrisa después.
Tu guitarra sonó entre medio del murmullo y una discusión, y cantaste Confesiones de invierno acariciando las cuerdas con dedos duros que querían escapar de tu mano ya blanca por el frío; yo permanecía contemplando el espectáculo y, de un verso a otro, me regalabas otra mirada, de un acorde a otro, te devolvía una nueva sonrisa.
Temí pasar mi destino, pero no quería partir y abandonar esta emoción...
Le dedicaste Y si amanece por fin, de Joaquín Sabina, a alguna mujer que tendrías guardada bajo la campera o en el reloj; y suspiré, antes de que termines y critiques a los conflictivos -que no habían callado- y a la TV, escupiendo a las noticias absurdas y promoviendo la paz. Entonces, quienes no recibían tu mensaje, te aplaudieron y yo no moví un músculo ni volví a mirarte; y te fuiste recolectando monedas que tenía contadas y nunca te di.
Bajé; ya no te encontré...
~ Confesiones de invierno
~ Y si amanece por fin
miércoles, 11 de junio de 2008
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3 comentarios:
heey :3
a ver cuando nos vemos
IDOLA
Andrea Vespa, te re contra hiper felicito. Es INCREIBLE lo que escribiste, muy bueno. Me imaginè cada palabra en mi cabeza, en imagenes y fue buenisimo.
Sos una genia. Te adoro :)
Muy lindo Andre, muy muy lindo.
Y si, el subte es un lugar mágico...
Besotes.
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