miércoles, 9 de julio de 2008

No me encuentro ·

Bueno, lo acepto, estoy confundida... y no lo soporto; me cansé.
Es evidente que uno nunca llega a conocer completamente a otra persona, y he comprobado que es en las situaciones límite cuando se destapan los frascos -y hasta podría decir: caen las máscaras-. Está bien, me voy al extremo, exagero lo simple. Pero es precisamente porque creo ver todo tan simple que nunca termino de comprender las vueltas interminables que damos; y llego a la misma conclusión, porque deshago las acciones, me compenetro en la razón que las mueve y nunca dejo de sorprenderme, de fascinarme y decepcionarme... al mismo tiempo.
Estoy cansada; cansada de no ser apreciada como me parece merecer, de no ser escuchada como les convendría a tantos... porque considero que tengo más respuestas que muchos, pero no lo ven. Y sé que cada uno es cada uno, descubre el mundo a su ritmo y a su manera; pero si fuéramos un poquito más abiertos a la ayuda que puede brindar una simple palabra, tal vez saldríamos de esa burbuja de dolor que no es más que una ilusión, que inventamos sólo por sentir algo y lo único que logramos es perder de vista lo verdadero cuando nos pasa por delante (me incluyo; dije que estoy confundida).
Y no me importa plasmar esto acá, desnudarme en Plaza de Mayo durante una noche lluviosa o besar a otra mujer; no. No me importa lo que ustedes me digan, ni lo que piense una de las personas que amo; pueden abstenerse que es lo mismo, y ahorrarse halagos baratos que me resbalan -guárdenlos en su inventario, así por lo menos es una vez menos que repiten lo mismo y ganan algo de originalidad para la próxima-.
¿Por qué estamos acá…? ¿Alguna vez se preguntaron cuál es el sentido de, por ejemplo, estar leyéndome? ¡¿Cuál es la diferencia?!
Llámenme insensible ahora, díganme que tienen motivos y escarben sus pequeños sesos para tratar de convencerse, de aferrarse de esa basura alienada que los deja tan satisfechos como vacíos están por dentro. Explíquenme lo equivocada que estoy, la mala posición en la que me pongo cuando digo que tengo más respuestas que el resto y lo imposible que es que nada me importe; pero piensen antes, dense cuenta que no es el puto punto, que NO HAY DIFERENCIA.
Y la confusión me aleja de las mismas cuestiones que me planteaba en un principio.
No paro de temblar y ya no sé si es de frío o de rabia; ¿lo sienten? ¿Pueden quedar afectados por esto? Como una película los hace llorar, ¿logro tocarlos realmente?
¿Pueden ver su propia soledad a través de la mía? El buscar una identificación con lo que sea posible, tratar de alcanzar una comprensión que no aparecerá a menos que la obtengan desde el interior primero... cosa que yo perdí.