domingo, 28 de diciembre de 2008

Quisiera ser ·

Creía estar despierta y desperté.
Hundida en la comodidad, con un demonio de esos que emanan belleza y un oso de lo más tierno mirándome, sintiendo el aroma dulce de un sahumerio, saboreando los besos de los ojos tan familiares y tan desconocidos, abrazada por la frescura despidiendo calor... Desperté.
Escuché por primera vez las melodías ya conocidas, volví a vivir los momentos nunca vividos; conocí y desconocí. Disfruté cada nota en un tiempo infinito, y en segundos dibujé imágenes de movimientos entrelazados y colores combinados; imágenes que dibujada con mi cuerpo mientras me observaba.
Me disfracé de colores; un trapecista vestido de blanco se transforma en una flor. Un cuadro que sale de la pared, me mete en la pared... a otra dimensión, donde vi el viento, donde las nubes son pinceladas dentro de la pintura; y ya estoy dentro del cuadro, y cada movimiento del aire es una nueva pincelada. Y el sol es del color que yo quiero, y los árboles tienen personalidad. Donde pienso y sé que estás pensando (pienso); creo. Siento como nunca, adentro, e imagino.
Imagino esta dimensión paralela que está superpuesta a la real; porque realmente somos lo que queremos ser y vemos lo que queremos ver.

Y yo ya no quiero seguir durmiendo.